General y desgraciadamente nos movemos en una sociedad subyugada por el materialismo más nocivo y arraigado que históricamente pueda recordarse. Todo aquello que no vemos, no oímos, no olemos, no gustamos, o no tocamos, sencillamente no existe. Es como si la dualidad del ser humano, cuerpo y alma, se hubiera querido reducir única y exclusivamente al primero de sus componentes, haciendo prevalecer, en todo momento, lo efímero en detrimento de lo trascendente.
El ser humano, invadido por el materialismo, suele negar la existencia de lo desconocido, de lo no controlable, sin reparar en que lo que no pueden captar sus sentidos no necesariamente tiene que ser irreal. En este sentido, se está produciendo un olvido de la espiritualidad, es decir, de la manifestación trascendente del ser humano, y en consecuencia el distanciamiento o abandono de realidades que hasta ahora se daban por interiorizadas. Este es el caso de la existencia de “los servidores de Dios”: los ángeles.
El Catecismo de la Iglesia Católica no deja lugar a la vacilación sobre la existencia de los ángeles cuando dice: #328 “La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición.”
Así mismo la existencia de los ángeles está confirmada tanto por el IV Concilio de Letrán (1215) como por el Concilio Vaticano I (1870). En consecuencia, la propia liturgia de la Iglesia Católica en su revisión de 1969 estableció dos festividades para recordar a los ángeles. El día 29 de septiembre dedicada a los Arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel, y el día de 2 octubre dedicada a los ángeles custodios.
En verdad, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, son numerosas las alusiones a estos seres de Dios. Pero, ¿qué son los ángeles? Basándonos en las Sagradas Escrituras, en las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia y en la Tradición Apostólica, diremos que son: seres espirituales creados por la libre decisión y voluntad de Dios, son inmortales y están dotados de inteligencia y voluntad, superando en perfección a todas las criaturas visibles. En razón de su naturaleza espiritual los ángeles no pueden ser captados por los sentidos, si bien, por intercesión de Dios, pueden manifestarse bajo formas visibles en su misión en pro de la humanidad.
De los textos de las Sagradas Escrituras podemos inferir en que consiste la misión de los ángeles:
Dar gloria a Dios.
(Sal.148, 1-2)
1 Alabad a Jehová desde los cielos;
Alabadle en las alturas.
2 Alabadle, vosotros todos sus ángeles;
Servir a Dios.
(Mt. 4, 10-11)
10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
(Luc. 22, 41-43)
41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.
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Cumplir y ejecutar las órdenes de Dios.
(Sal. 103, 19-21)
Jehová estableció en los cielos su trono,
Y su reino domina sobre todos.
20 Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,
Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra,
Obedeciendo a la voz de su precepto.
21 Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,
Ministros suyos, que hacéis su voluntad.
(Mat. 26, 51-53)
51 Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. 52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. 53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? 54
Ser los mensajeros de Dios.
(Luc. 1, 11-17)
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(Luc. 1, 26-38)
26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 34
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 37 porque nada hay imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 34
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 37 porque nada hay imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
Cuidar y ayudar a los hombres.
(Hech. 7, 6-11)
6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8 Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 9 Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 10
Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.
Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.
(Gen. 22, 9-12)
9 Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. 10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. 11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
(Tob. 3, 16-17)
En aquel momento Dios oyó la oración de los dos y envió a Rafael para curarlos: a Tobías de las manchas blancas de sus ojos para que volviese a ver la luz del cielo, y a Sara hija de Ragüel, para darla por esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del maligno demonio Asmodeo pues correspondía a Tobías casarse con ella con preferencia a todos los demás pretendientes.
(Sal. 91, 11-12)
11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
El Santo Padre Juan Pablo II manifestó el 30 de julio de 1986:
“Se, puede por tanto, decir que los ángeles, como espíritus puros, no sólo participan en el modo que le es propio de la santidad del mimo Dios, sino que en los momentos clave rodean a Cristo y lo acompañan en el cumplimiento de su misión salvífica respecto a los hombres. De igual modo también toda la Tradición y el Magisterio ordinario de la Iglesia ha atribuido a lo largo de los siglos a los ángeles este carácter particular y esta función de ministerio mesiánico”
Por otra parte también podemos establecer en base a las Sagradas Escrituras que no todos los ángeles tienen la misma misión ni el mismo rango. Pseudo Dionisio Areopagita un teólogo bizantino que vivió entre los siglos V y VI d.C, escribió un tratado sobre la jerarquía celestial estableciendo la existencia de nueve coros de ángeles agrupados en tres tríadas:
PRIMERA JERARQUÍA:
Se dedican exclusivamente a glorificar, amar y alabar a Dios en su presencia.
Coro 1º SERAFINES
Coro 2º QUERUNINES
Coro 3º TRONOS
SEGUNDA JERARQUIA:
Son los responsables del universo entero, Gobiernan el espacio y las estrellas.
Coro 4º DOMINACIONES
Coro 5º VIRTUDES
Coro 6º POTESTADES
TERCERA JERARQUIA:
Son los que intervienen en todas las necesidades de los hombres.
Coro 7º PRINCIPADOS
Coro 8º ARCÁNGELES
Coro 9º ÁNGELES
En la próxima entrega continuará este artículo desarrollando las funciones de cada coro y profundizando en la misión de los ángeles.
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