lunes, 8 de diciembre de 2008

Numerosos fieles se acercaron ayer a San Jacinto para ver a la Virgen de los Dolores.

Ni el frío ni la lluvia pudieron con la devoción a la Virgen de los Dolores. No había pasado ni media hora desde que la iglesia de San Jacinto abriera sus puertas y ya había un nutrido grupo de fieles contemplando de cerca a la Señora de Córdoba. "Si la viera tu abuela", decía una señora con las lágrimas casi saltadas. Y es que la Virgen de los Dolores es la dolorosa por excelencia de la ciudad, como lo pone de manifiesto el alto número de fieles que ayer se acercaron a besarle su nacarada mano.
Entre estos se encontraba Pablo García Baena, que al preguntarle por la Virgen solo contestó:"Espléndida". Y es cierto, la Virgen ha vuelto a recuperar la belleza de su policromía, no dañada pero sí enmascarada por el paso del tiempo, tras la que sin duda ha sido una restauración impecable. Así lo reconoció todo el público que se acercó ayer a contemplarla de cerca. La Virgen compareció con saya blanca y el manto negro llamado "de los dragones". Sobre el pecho lucía solo un resplandeciente corazón traspasado por las siete espadas.

El besamanos cerró sus puertas bien entrada la noche, cuando en muchos de los conventos cercanos hacía horas que habían cantado las vísperas de la Inmaculada Concepción.

Francisco Mellado                                                 enlace a noticia
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