Desde hace algo más de 40 años la Iglesia no contempla en su calendario litúrgico la celebración del viernes de Dolores. Sin embargo, en Córdoba es un día grande para muchos feligreses, quienes viven con especial emoción la celebración de este día, preludio a una semana intensa de Pasión.
Tal como ha explicado Jesús Cabrera, miembro de la junta de gobierno de la hermandad de la Virgen de los Dolores, a pesar de que este fecha desapareció para la Iglesia aún hoy sigue formando parte de la memoria sentimental de los cordobeses, quienes, cada año, fieles a su cita, acuden en masa a la Plaza de Capuchinos a ver a 'La Señora de Córdoba'. Y en esta ocasión no iba a ser menos.
El día amanecía soleado, lo que ha animado aún más si cabe a los cordobeses a acercarse hasta la iglesia de San Jacinto, de la que es titular la Virgen de los Dolores y en la que se le rinde culto durante todo el año. La importancia de esta festividad litúrgica ha sabido comprenderlaDemetrio Fernández, obispo de Córdoba recién llegado a la ciudad. Y es que ha sido éste, tal y como marca la tradición, quien ha oficiado la misa en su honor a las 11 de la mañana.
Cabrera explica que desde finales del siglo XIX todos los obispos que han pasado por la diócesis de Córdoba han sido los encargados de presidir la fiesta de regla de la Hermandad, que se celebra por la mañana y que es el acto principal de culto.
Sin misas por la afluencia de público
No obstante, durante la tarde de este viernes de Dolores no se celebra ninguna misa en el interior de la iglesia de San Jacinto, puesto que la afluencia de público es mayor. De ahí que, por una mera cuestión organizativa para "facilitar el circuito de gente que puede llegar hasta el mismo altar de la Virgen". Y es que la Plaza de Capuchinos, también conocida como la del Cristo de Los Faroles, es un ir y venir de gentes que, además, aprovechan para acudir al besamanos que también este día instala la Hermandad de la Paz para que los fieles puedan acercarse hasta la ‘Paloma de Capuchinos’.
Como ha explicado Jesús Cabrera, la tradición de visitar este día a la Señora de Córdoba se remonta a 300 años atrás, coincidiendo con la fundación de la Hermandad a principios del siglo XVIII. Desde este momento, esta imagen de la Virgen de los Dolores recibe culto en la Iglesia de San Jacinto y, en esta festividad litúrgica, con el paso del tiempo, se fue conformando la devoción que hace que hoy día se encuentre en uno "de sus mejores momentos".
Así, según Cabrera, desde este momento, "el pueblo de Córdoba la toma como una devoción predilecta pese a que la Virgen de los Dolores no tiene el título de patrona de la ciudad". No obstante, el respaldo popular y la respuesta de los fieles -de todas las edades y de todos los segmentos sociales- es "masivo en pleno siglo XXI". El papel, "como madre de todos los cordobeses", que juega la Virgen de los Dolores en Córdoba ha sido destacado por el obispo de la ciudad, Demetrio Fernández, en su homilía.
Toñi Caravaca - El Mundo
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