domingo, 29 de septiembre de 2013

El arte sacro de propiedad particular

Muy interesante es la Virgen que les vamos a mostrar, especialmente por sus orígenes históricos, ya que fue regalada a la familia que le rinde culto por Juan Alfonso de Alburquerque y Berión, Obispo de Córdoba entre 1857 y 1874 (fecha de su fallecimiento), Miembro del Consejo de su Majestad y Caballero de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, habiendo pasado a través de ocho generaciones hasta su propietario actual. Tanto el nombre del conocido donante como la lista de títulos que ostentó en vida, están detallados en un documento conservado dentro de las ricas vestimentas de la Señora.

Por tanto, hay que fechar esta pieza entre los años que Alburquerque ejerció su mandato eclesiástico en Córdoba, provincia a la que llegó después de estar al frente del Obispado de Ávila. La imagen pertenece a una época en la que en Córdoba había adquirido mucha devoción la Virgen de los Dolores de Juan Prieto (1719), así como todas las devociones vinculadas a la misma de la mano de las Órdenes Servitas. De hecho, constituye una copia del simulacro venerado en la cordobesa Iglesia del 
Hospital de San Jacinto.
Se desconoce, sin embargo, el nombre del autor de esta pequeña imagen de candelero para vestir, que mide 57 cm de altura, alcanzando con la peana y la corona unos 80 cm. Actualmente recibe culto en una localidad de la provincia de Sevilla. La pálida encarnadura es la original de la figura, en estos momentos con algunas pequeñas fisuras y craquelados, propios del paso del tiempo en este tipo de obras de madera policromada.

Gran interés tiene también el hecho de que esta imagen luzca replicadas de la época varias joyas que, en aquel entonces, por el momento de su ejecución, lucía la Dolorosa original (popularmente conocida como Abadesa del Llanto), de lo cual se tiene constancia gracias a varios grabados antiguos. La ráfaga, el corazón con los siete puñales, y la corona de espinas y los clavos que sujeta en ambas manos, son originales, no así la media luna que aparece a su pies, la cual se perdió y ha sido sustituida por una de serie. Los ricos bordados en oro de sus vestiduras, también los primitivos, fueron pasados a nuevo terciopelo en los años 70 por las monjas del Convento de Madre de Dios (Religiosas Dominicas) de la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda.
lahornacina.com


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