Escudo Obispo Siuri (*) |
El antiguo Hospital de San Jacinto para pobres incurables, convertido en la actualidad en residencia para ancianos, tiene sus orígenes en el siglo XVI. En 1596, Pedro del Castillo, miembro de la Hermandad de San Juan, San Simón y San Judas, la cual estaba al cuidado de un pequeño hospital en la Calle de las Dueñas al que acudían muy escasos enfermos, decide fundar un establecimiento donde alojar a aquellos pobres que, enfermos e impedidos, se encontraban abandonados por las calles de Córdoba. Al no disponer de medios con los que sufragar tan loable fin, acudió ante el obispo Portocarrero, quien le cedió el pequeño hospital antes mencionado. Es ahí donde, tras reunirse con otros hermanos y constituir sus propias reglas en 1602, recoge a dieciséis pobres y a algunos niños abandonados que luego serían trasladados hasta el Hospital de la Consolación. El pequeño hospital continuó desempeñando la labor para la que fue fundado, aunque de una manera muy limitada dado su pequeño espacio. Esta situación cambió a partir del 22 de noviembre de 1710, momento en que los hermanos compran a Don Juan Antonio de Palafox, Marqués de Almunia, la casa solariega que éste tenía en la misma ubicación donde hoy está el hospital. Para poder pagarla, tuvieron que vender el antiguo hospital y diversas casas que tenían en la ciudad. Una vez que la comunidad había logrado tener un espacio mayor, el obispo Siuri tomó la fundación bajo el patronazgo del obispado, sufragando con veinte mil escudos las obras de construcción de la Iglesia y la enfermería, desarrolladas entre 1728 y 1731. Dicho patronato continúa en la actualidad, siendo las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación las que tienen a su cargo la Residencia de Ancianos "Nuestra Señora de los Dolores" y la Iglesia Conventual de "San Jacinto", o Iglesia de los Dolores. Durante el siglo XX, se han llevado a cabo obras en su interior para convertirlo en asilo de ancianos, primero en 1955, bajo la dirección del arquitecto Carlos Sáez de Santa María y, posteriormente, en 1982, siendo en esta ocasión el arquitecto Carlos Luca de Tena y Alvear. En el conjunto de edificios hay seis patios, entre los que destaca el principal, quizás un resto del antiguo palacio. Tiene galerías de arcos en todo su perímetro, siendo aquellos de medio punto sobre columnas toscanas en la planta baja y carpanales sobre columnas parecidas a las anteriores en la alta.
La puerta que vemos en la fotografía de la derecha es la correspondiente a la actual entrada a la residencia de mayores. Tiene un frontón triangular partido por una ventana adintelada situada bajo un frontón curvo.
La Iglesia de los Dolores, de estilo barroco al igual que el hospital, es de una sola nave de tres tramos y crucero a la que cubre una bóveda de cañón con lunetos en la nave y una cúpula sobre pechinas en el crucero. En el lado de la Epístola, se sitúa la única capilla del templo, destacando en la cabecera de este último el espléndido camarín de la Virgen. La sacristía está anexa a él y tiene una antesala en la que se exponen los retratos de todos los obispos que han sido patronos del hospital.
En la fachada, existen dos portadas prácticamente iguales. Construidas las dos en piedra arenisca y con el vano de entrada adintelado, veamos a continuación algunas de sus diferencias. Aunque ambas tienen un frontón partido por una hornacina y situadas éstas a su vez bajo otro frontón curvo, no son iguales sus elementos. El frontón inferior de la izquierda es triangular y el de la derecha, antigua entrada al hospital, es curvo. En esta última, vemos el escudo del obispo Siuri en el dintel de la puerta y la imagen de San Jacinto en la hornacina con veneras. En la otra, no hay ningún escudo sobre el dintel y la imagen de la Virgen de los Dolores está dentro de una hornacina más sencilla.
Por Orden de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía de 13 de abril de 1985, ha sido inscrito como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.
Lourdes Morales Farfán
Cronología: 1728 - 1731
Descripción:
Escudo cuartelado en cruz de cuatro cuarteles con león rampante en el primer cuartel; en el segundo, sobre azur, brazo armado; el tercero, un árbol; y el cuarto, un castillo donjonado y mazonado. Sobre el centro, un gallo ensable. El escudo va timbrado con el sombrero de Obispo.
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