jueves, 7 de febrero de 2008

El obispo preside la eucaristía y un via crucis en el Patio de los Naranjos.El Cristo de la Clemencia procesiona hasta la Catedral.

Como es tradicional, la liturgia de la imposición de la ceniza marcó ayer el inicio de la Cuaresma. La jornada estuvo centrada en diferentes actos cofrades de referencia, como el via crucis de Nuestro Padre Jesús de las Penas (La Esperanza) por el barrio de San Andrés o el de Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas, en San Antonio de Padua. Igualmente, ayer continuaron y se iniciaron numerosos cultos cuaresmales en las hermandades de la capital cordobesa.

No obstante, el acto central del día estuvo localizado en la Catedral, donde el obispo de Córdoba, Juan José Asenjo Pelegrina, esperó a la comitiva cofrade, que sobre las seis de la tarde había partido de la plaza de Capuchinos con la imagen del Santísimo Cristo de la Clemencia, titular de la señera hermandad de Los Dolores.

La sagrada imagen iba precedida de representaciones de las hermandades cordobesas, Agrupación de Cofradías y junta de gobierno de la Hermandad de los Dolores. Esta hermandad estrenaba para la ocasión un estandarte bordado en plata sobre terciopelo negro; en la parte central, una cartela en plata de ley, realizada por el orfebre cordobés Emilio León Salinas, enmarca el escudo de los Siervos de María pintado al óleo por Marta Fernández.

Tras la llegada de la imagen al interior de la Santa Iglesia Catedral, el obispo ofició la misa de imposición de la ceniza ante numerosos fieles, que como viene siendo habitual llenaron las naves del templo catedralicio. El prelado centró su homilía en la limosna como eje del mensaje de Cuaresma de Benedicto XVI.



IMPOSICION DE CENIZA Tras la homilía, Juan José Asenjo procedió a la bendición e imposición de la ceniza, rito que hunde sus raíces en el siglo X, aunque la forma de celebrarlo en la actualidad emana del Concilio Vaticano II. La ceniza procede de los ramos bendecidos el Domingo de la Pasión del Señor del año anterior, siguiendo una costumbre que se remonta al siglo XII.

Al final de la misa, Asenjo pidió rezar por el nuevo cargo de Mario Iceta, que deja la vicaría de la diócesis tras ser nombrado obispo auxiliar en Bilbao.

Al término de la eucaristía, en la que actuó el Orfeón Cajasur, las hermandades y cofradías se dirigieron hacia el Patio de los Naranjos, donde tuvo lugar el acto penitencial del vía crucis. En el mismo participaron casi la totalidad de las hermandades agrupadas.

Concluido éste, entre el incienso y las voces penitenciales que reverberaban en el frío Patio de los Naranjos, el Santísimo Cristo de la Clemencia retornaba hasta San Jacinto.

Francisco Mellado. Diario Córdoba  enlace a noticia
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