La imagen de Nuestra Señora de los Dolores volverá el próximo 5 de diciembre a su camarín de la iglesia del Hospital de San Jacinto tras la restauración a que ha sido sometida en los últimos meses por parte de la empresa Regespa. Por tal motivo, la hermandad ha organizado unos actos que tendrán lugar la próxima semana para celebrar el regreso al culto de la venerada imagen. Por una parte, el 5 de diciembre se descorrerá la cortina que ha ocultado en este tiempo el retablo de la iglesia y se celebrará una solemne misa presidida por el obispo, Juan José Asenjo, a las 20:00, que será el momento en que se podrá ver cómo ha quedado la talla que realizara Juan Prieto en 1719.
Además, la Virgen de los Dolores estará en un besamanos extraordinario a lo largo del domingo 7 de diciembre, que será la ocasión en la que se apreciará de cerca el resultado de la restauración. Será ésta una ocasión excepcional dentro del calendario habitual de cultos de la cofradía, puesto que los besamanos de esta imagen se celebran con una periodicidad de cinco años. El siguiente tendrá lugar en 2010.
Coincidiendo con el tiempo que ha estado retirada del culto la Virgen de los Dolores, la hermandad servita ha aprovechado para pintar el camarín y devolver a las yeserías del siglo XVIII la policromía original en tono azulado. También se ha cambiado la iluminación tanto de este recinto como del presbiterio con un sistema de luz fría que amortigua el impacto que sufría la talla cada vez que se encendía en su totalidad. Con esta nueva iluminación se ha buscado resaltar los valores del camarín, subrayando la importancia de la Virgen de los Dolores, así como ofrecer un aspecto proporcionado del retablo que lo enmarca.
La imagen de la dolorosa servita fue retirada del culto el pasado 14 de julio para ser traslado al taller de Regespa, donde bajo la dirección de la restauradora Rosa Cabello y la intervención de Enrique Ortega, se ha procedido a consolidar la talla, así como a devolverle su primitivo esplendor tanto en el rostro como en las manos. Fundamentalmente se ha procedido a la limpieza de la policromía, con la eliminación de los repintes existentes y la supresión de las manchas de suciedad, sin afectar a la pátina dejada por el tiempo. Asimismo, se ha procedido a la eliminación de algunas grietas existentes y a las huellas dejadas por los alfileres.
En este tiempo que ha durado la restauración se ha aprovechado también para confeccionar un poyero que evite en lo sucesivo que el peso de los mantos sea soportado directamente por la talla.
Jesús Cabrera
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