Desde su llegada quedó impresionado por la belleza de la Venerada Imagen del Carmen Coronada de Córdoba. En su homilia comienzó diciendo: "Esto es el cielo", volviéndose a mirar en varias ocasiones la Imagen de la Reina Carmelitana que llenaba con su figura el presbiterio de San Cayetano.
Al finalizar la Eucaristía, un grupo de niños carmelitas lanzaron pétalos de rosas blancas a la Virgen del Carmen mientras todo el templo cantaba la Salve Regina, sucediéndose los vivas y aplausos a la Emperatriz Carmelitana por parte de todos los devotos que abarrotaban el templo.
Juventud del Carmen
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