Este año, la ceremonia –que llenó por completo los asientos de la basílica- tuvo especial relevancia ya que fue oficiada por monseñor Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Toledo y superior responsable del histórico rito, que estuvo acompañado en la sede por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández González, y en el presbiterio por catorce sacerdotes que concelebraron.
A diferencia de otros años, y ante la petición del máximo responsable de dicho rito, la santa misa fue oficiada con los oficiantes «ad orientem», con gran parte de las oraciones en latín y con el arzobispo y el obispo en la sede, situada en el crucero y delante del presbiterio.
El coro del Seminario San Pelagio puso una bellísima ilustración musical de cantos en la lengua sagrada de la Iglesia.
Al término de la concelebración, monseñor Rodríguez Plaza, acompañado del obispo de Córdoba, honró con su visita nuestra casa de hermandad, donde conversó por unos minutos con el hermano mayor y los hermanos asistentes y firmó en el libro de honor, animando a los cofrades a proseguir en su culto y devoción a los Santos Mártires y a la Misericordia de Cristo.
La basílica estuvo abierta desde la mañana, recibiendo la visita de fieles y devotos que veneraron las reliquias de los Santos Mártires.
A las cinco de la tarde, y en el lugar que recuerda a San Acisclo y Santa Victoria en el Puente Romano, tuvo lugar la ofrenda floral, a la que asistieron unas cincuenta personas, en representación de la nuestra y de varias hermandades más de nuestra ciudad.
El ciclo cultual en honor de los Santos Mártires proseguirá la semana próxima, con el triduo que tendrá lugar los días 23, 24 y 25 en la Basílica de San Pedro, comenzando a las siete de la tarde.
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