“Sueño de un cielo de luto estrellado…”
Sentía que te ibas, pero aún no habías llegado. Sabía que te vería, como tanto había ansiado. Soñé que en tu pecho el dolor mecías, y tus lágrimas, como ríos amargos, mi sed en eterna ilusión convertías.
La noche, de oscuro crespón cubría un cielo infinito sin estrellas. Te esperaba, sin importarme que el mundo acabara allí mismo,mirándote. Te ansiaba, sin haberte nunca visto, sin ni si quiera haberte tenido un instante frente a frente, más allá de aquellas eternas rejas.
Y llegaste…y el cielo, volvió tu manto estrellado para el camino alumbrarte.
Llegaste, y sentí la vida esfumarse. Mi corazón, en el absurdo intento de paliar tu pena, se fundió con el tuyo, y doy fe de que un trocito de él te quedaste. Pasaste como un ángel herido, y yo, frente a ti, no podía hacer más que rezarte…rezarte y agradecerte las veces que mi pupila pudo contemplarte.
Te lo llevaste, esa parte de mí que tanto deseaba admirarte, y una oración en mis labios, esa que en tus puñales un poco pude aliviarte. Caminabas, alumbrada por un reguero de luz que a tu paso suavemente quería acariciarte; y te me ibas, Madre mía, buscando el calor de tu gente.
Me cautivaste, sin poder olvidar tu rostro, venerado sin rumbo entre todos. Pasaban los minutos, y más quería, más deseaba volver a tenerte, volver a sentirte. No había estrellas, todas contigo se fueron. Tú iluminabas Córdoba, y Córdoba, a tus plantas tu amor buscaba.
“Y soñé, aquella noche, ser una de aquellas estrellas, para en ti, divina doncella,entre tus Dolores quedarme. “
A la Virgen de los Dolores de Córdoba.
María del Amor Rasero Zárraga
Esas palabras a Nuestra Madre, merecen algún comentario. El mío es gracias por compartir
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