Nuestra Señora de los Dolores Coronada ya está en la Santa Iglesia Catedral. Después del traslado que la cofradía llevó a cabo el pasado martes, comenzó ayer un solemne triduo dentro del principal templo de la ciudad. Fue Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla y antiguo obispo de Córdoba el encargado de realizar la primera eucaristía de los cultos de la Virgen de los Dolores con motivo de las bodas de oro de su coronación canónica.
La Virgen de los Dolores, en el centro del altar mayor de la catedral, fue la mejor testigo de cómo el fervor de sus más devotos hermanos inundaba ese sagrado templo. Comenzaba a las 20.30 el triduo que la hermandad quiere realizar antes de la procesión del nueve de mayo, cuando la Señora de Córdoba vuelva a encontrarse con sus vecinos más fieles. «Hay que agradecer a Dios la gracia que extendió sobre Córdoba al coronar a la Virgen de los Dolores», inició Juan José Asenjo la homilía que dedicó a la talla de San Jacinto.
Tener a la Madre de Dios, a la Virgen de los Dolores, dentro del corazón. Ese fue el principal mensaje que quiso transmitir el arzobispo de Sevilla a los presentes. «Ella es el mejor camino para alcanzar a Dios», exclamó antes de pasar a explicar por qué la Iglesia decide coronar a las «más grandes imágenes de la Virgen». «María fue coronada cuando ascendió a los cielos por la Santísima Trinidad», explicó. De este modo, instó a todos a apoyarse día a día en la Virgen de los Dolores.
Y quiso enfatizar Asenjo en su homilía que «no podemos irnos a dormir sin haber tenido un detalle con Ella». Pues, tal y como expresaron sus palabras, en la lucha diaria entre el bien y el mal «Ella es el mayor apoyo». Es por eso que quiso finalizar su homilía invitando a cofrades y no cofrades a «coronar a la Virgen de los Dolores en cada momento de nuestra vida”.
R.C.M - Abc Cordoba - enlace a noticia
Visitarla todos los viernes del año en San Jacinto seríe un gran regalo a Ella.
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